Alexander Mackenzie en su libro Spain Revisited (vol. II), nos cuenta la historia del Canal  y sus vicisitudes no muy precisas pero que no desmerecen.

SE ENCUENTRA CON LOS PRESOS A LO LARGO DEL CANAL

… Después de montar durante un rato a lo largo del canal, llegué a un punto en el que un gran número de presos estaban excavando la ribera del Pisuerga, el trabajo se estaba realizando de la mejor manera, haciendo este gran esfuerzo para asegurar su firmeza y durabilidad. El lecho del Canal me pareció a mi que tenía una profundidad y anchura innecesarias aunque no llegaba a la que se observaba en el Canal de Aragón. Los españoles tienen un gusto por la grandeza y duración de sus obras públicas lo cual les favorece a este respecto con la ligereza y temporalidad de las nuestras.

Sin embargo, nosotros tenemos nuestras ventajas; nosotros ejecutamos mientras que ellos hablan; nosotros completamos mientras que ellos comienzan. Con una población algo superior a la suya, y muchísimo más dispersa, …. nosotros comenzamos y terminamos quince trabajos, mientras que ellos se auto glorifican por el comienzo de uno…

Después de este autobombo,

del que quizás no le falte algo de razón, nos cuenta algunos detalles de su encuentro con los presos.

… Los pobres hombres empleados aquí están vestidos con andrajos y en una gran miseria. Algunos se encargan de preparar la comida en grandes ollas y otros de la imprescindible labor de afeitar a los demás. En algunos lugares hay cuevas y oquedades excavadas en las laderas próximas al canal para refugio del sol y la lluvia en sus horas de asueto.

Estos delincuentes no reciben más que 10 céntimos a diario, con los que tienen que vestirse y alimentarse además de proveerse del lujo del tabaco, del cual bajo ningún concepto se privan. Una pequeña miseria que además se ve reducida por la corrupción de los oficiales que tienen el monopolio de satisfacer sus deseos extorsionándoles grandes sumas hasta exprimirles la sangre…

Según pasaba por la orilla del Canal por encima de ellos, algunos se acercaban a mi extendiendo sus sombreros pidiéndome algunos cigarros o dinero para comprarlos. De forma educada, no servil. Con el tono en el que la miseria te envalentona…

Sobre un promontorio, observando el área de trabajo, se encontraban apostados un grupo de soldados. Solamente un centinela vigilaba por la orilla mientras que los demás, después de apilar sus mosquetones, jugaban a las cartas o sesteaban al sol.

Información sacada de Historias den blanco y negro del canal de Castilla: Presos en el Canal  – 24 mayo 2022